Embajada de Nicaragua

Deuda Externa

 
Al final del siglo XX, América Latina estuvo marcada por la gran deuda externa que tuvo que afrontar. Aunque siempre ha estado endeudada con los países más ricos, la gran crisis de pagos comenzó hacia los años setenta, cuando aumentaron los precios del petróleo y empezó a llegar a los bancos de los países ricos mucho dinero, enriqueciéndose de tal manera que concedieron préstamos sin asegurarse que serían devueltos.
 
Es en los años ochenta cuando comienza la verdadera crisis financiera de Nicaragua. Este país, al igual que sus vecinos latinoamericanos, experimenta una caída dramática de los precios del mercado mundial para sus principales exportaciones. Ello trajo como consecuencia, junto con unas altas tasas de interés, un rápido deterioro económico. Por otro lado, dada la situación de guerra en la que se encontraba el país, la situación se volvió extrema, ya que era necesario obtener recursos económicos para satisfacer las necesidades básicas de la población que se financiaron a través del creciente gasto del estado, el subsidio del precio de los alimentos y un intercambio sobrevalorado de la moneda. Esto dio lugar a una hiperinflación incontrolada, un déficit crónico de la balanza de pagos y un aumento considerable de la deuda externa. Vemos que ya para 1980 Nicaragua tenía una deuda externa que le suponía el total de su PIB y en diez años aumentó hasta el 1200 % del PIB, siendo esta imposible de pagar.
 

Después de que los Estados Unidos impusieran un embargo comercial en 1985, la tasa de inflación de Nicaragua se levantó dramáticamente. El índice de 1985 según publicaciones anuales del 220 %, triplicó el año siguiente y se elevó súbitamente más al 13 000 % en 1988, la tarifa más alta para cualquier país en el hemisferio occidental en ese año. Desde el final de la guerra hace casi dos décadas, más de 350 empresas del Estado fueron privatizadas, reduciendo la inflación a partir de 13 500 % a 9,6 %, y cortando la deuda exterior por la mitad. 

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